Domingo. Estaba previsto asistir como curiosos al esperpento de una misa gospel. Y pensé: Ya vemos bastantes esperpentos en nuestro país en el mundo de la Iglesia. Pasada total.
El día sirvió para levantarme más tarde de lo habitual. Y ya empezaba a sentir la nostalgia. Sólo quedaba el Domingo y poco del Lunes. Decidimos repatear y disfrutar de cosas ya vistas, volver por los "pasos perdidos" que nunca debieron perderse-
y por supuesto asistir a Central Park como cualquier neoyorkino hace en Domingo.
Pimero tocaba deambular sin ruta prefijada, andar y andar, fotografiar cualquier cosa, tomar unas cervezas, comer y poco más. Había cierto "embobamineto", silencio y sólo ganas de mirar.
Un paseo tranquilo por el centro de Manhattan, se notaba que era domingo, pero todo estaba abierto, NY no cierra ni por vacaciones. Pero había una tranquilidad impropia del resto de días de la semana. Gente viendo Beisbol en los bares de Copas dónde es imprecindible enseñar la docimentacion antes de entrar. Y me alegré porque me sentía como un chiquillo de menos de 21.
Era la tarde, con un clima fabuloso y caminábamos a Central Park, ese gran parque urbano y público de 3,5 kilómetros cuadrados, un parque que es mas grande que dos estados europeos: Mónaco ( el doble) y el Vaticano (ocho veces más). Este inmenso parque llenos de actividades de todo tipo es un lugar espectacular para VIVIR en mayúsculas, tranquilidad, inmensidad, gente tranquila, bohemios, músicos, marabaristas, buscavidas.........es alucinante. ¿pero que os puedo decir yo? si lo conoceis lo suficiente como para no tener que describir nada. A quien no haya estado sólo le puedo decir una cosa, una que no se ve en tantas pelis y es la sensación de bienestar y libertad increibles. Si vais difrutad de esa sensación.
Y se acabó lo que se daba. La media octava etapa que me queda no la publicaré porque hay demasiada nostalgia. Así que me limitaré a decir que esae día, Lunes, coincidía con la Asamblea General de la ONU y me sorprendió, cuando iba camino del Aeropuerto de La Guardia, los miles y miles de chinos que habia a ambos lados de la Quinta Avda. con banderas esperando, supongo, para dar la bienvenida a su presidente o tal vez para mandarlo al carajo.