domingo, 31 de enero de 2010

USURPADORES DE LA OPINIÓN DE LA CALLE


No quiero ser calle. Detesto pertenecer a Javier Arenas, María Dolores Cospedal o Esperanza Aguirre. La derecha ha sucumbido siempre a la tentación de erigirse en propietaria, de adjudicarse la opinión pública y hablar en nombre de todos los españoles. Franco también lo hacía. Y a uno de sus discípulos amados, Fraga, hay que reprocharle aquella usurpación-delito: “La calle es mía” Aznar actuó en muchas ocasiones como si España hubiera sido la herencia legítima de su progenitor político. Por eso se empeñó en “sacarnos del rincón de la historia” metiéndonos en una guerra ilegal cuando la mayoría se manifestaba contra esa decisión tan aplaudida en el Parlamento por el Partido Popular. Rajoy, desde su hipócrita andadura por el Paseo de la Castellana defendiendo a las víctimas del terrorismo hasta su discurso tomates en mano, siempre dice interpretar las aspiraciones de la totalidad. Yo no quiero ser calle.
Javier Arenas, populista sin pueblo, que siempre ha mirado a su alrededor desde la altura de su caballo y la elegancia de su sombrero de ala ancha, aboga ahora por la cadena perpetua haciéndose eco del dolor que a todos nos ha atravesado con las niñas Marta, Mary Luz o Sandra. Escuece que este eterno aspirante a presidir la Junta de Andalucía se aproveche del dolor que estos execrables episodios nos causan en los adentros para reclamar algo que el propio Federico Trillo dejaba claro en 2.008: “En la interpretación más estricta de la Constitución no cabe la pena de reclusión perpetua” Y uno se pregunta: ¿Marta, Mary Luz, Sandra no son unas víctimas de las que se están aprovechando ciertos miembros de la derecha para hurgar en los tuétanos del primitivismo? Yo no quiero ser calle. En nombre de esa propiedad, Esperanza Aguirre reclama también una cadena perpetua “revisable” Parece que la Presidenta-más-Presidenta necesita utilizar siempre un lenguaje ambiguo y falaz para decir algo que a posteriori puede matizar sin desdecirse. Por lo visto nadie en la Comunidad que ella está a punto de “privatizar” reclama un esclarecimiento de su ascensión al poder apoyada en Tamayo o de los espías-no-espías-simples-previsores-de-seguridad. Nadie reclama una explicación convincente de la generosa entrega de la sanidad a manos privadas con el consiguiente negocio para los beneficiarios de Güemes-Pantén-Consejero. Le basta con decir que los sindicatos están pagados por el gobierno de Zapatero para amargarle sus inauguraciones triunfales. No quiero ser calle También Cospedal, en nombre de la calle, retoma la perpetuidad encadenada que exhibió cuando de Juana. Y lo aplica ahora a casos que nos llegan al alma. Colocar a Mary Luz, Marta o Sandra al lado de de Juana resulta humillante para todos y debería ser inadmisible para las familias. Pero María Dolores Cospedal grita. Grita contra Yebra, contra Arenas, contra Rajoy a propósito de los residuos nucleares, aunque no admite haber dicho lo que dijo. Grita contra Rubalcaba por unas supuestas escuchas, aunque después no tenga agallas para ratificarlo ante la justicia con pruebas irrefutables. No quiero ser calle. Durante cuarenta años los españoles fuimos propiedad manoseada, indefensa, prostituída por un dictador abominable. Muchos pasamos gran parte de nuestra vida bajo el dominio absoluto de aquella bota militar. La historia cumplió su misión de balanza. Y mientras una losa de granito serrano aplastaba para siempre el orgullo de un usurpador de libertades fusiladas, resucitaban las aceras sembradas de geranios y alegrías. Ciudadanos somos. No estamos en venta. No somos mercancía intercambiable. Libres estamos de propiedad hipotecada. Algunos se empeñan en hacer la calle. No quiero, nadie quiere, ser calle pisada y hundida por turbios usuarios.
R.F.N.

viernes, 22 de enero de 2010

¿EXISTE HAITÍ?


Esta es la pregunta del millón? Existe Haití? Existió alguna vez?. Hoy, evidentemente, tras la catástrofe sísmica que ha acabado con un País y un Estado sumido en la miseria antes de estos acontecimientos, hoy no existe. Si acaso algunas manchas de esperanza como las que reflejan las manchas blancas de la imagen, en caso de que estas claridades no sean un presagio de la invasión interesada de los Marines de los EEUU.
Algún medio de comunicación habló de Haití antes de la catástrofe? Pocas, sólo para dar algunas pinceladas sobre la estrema pobreza y la corrupción en este país. Pero nadie le daba importancia, eso vendía poco. Vende mucho más las imágenes espeluznantes de cadáveres amontonados a modo de barricadas y las disputas sangrientas por un pedazo de pan.
Hoy Haití no existe. Pero existe la ONU? ni un sólo organismo de coordinación internacional para estados de emergencias. Nada. En unas de mis entradas sobre NY decía que estuve en el edificio de la ONU y me pareció tan vació, tan impersonal, tan aislado.........tanto como el propio Organismo que está al dictado de lo que diga el presidente de turno de los EEUU, y no hace efectivas las resoluciones distadas ante tantos desastres e injusticia. Solo un Organismo de lamento: dicta resoluciones pero no se cumplen. Para este viaje no hace falta alforjas.
Una gran avalancha de voluntades y solidaridades tras el desastre ¿antes qué?. Antes nada.
El 80% de la población por debajo del umbral de la pobreza. Hoy ni pobreza, hoy inexistencia.
Con una renta per capita de poco mas de 700 $ ¿qué se puede hacer?, poco, crear miseria y colocarse la medalla de ser el país mas pobre de toda América.
Desde 1804, Haiti ha sufrido mucho para recibir tamaño castigo. A pesar de ser los primeros que se emanciparon contra la opresión blanca y la esclavitud, el futuro no le deparó un futuro decente. La corrupción, la sobrexplotación, la miseria........ terminaron hace mucho con un País que se llamaba Haiti.
Sólo pido que después de apareces en todos los medios de comunicación como primera noticia durante todos estos días y en todo el mundo no nos olvidemos de lo que queda, y que, al menos, la dignidad de los hatianos no vuelva a ser pisoteada.