Habia suficientes argumentos para hablar extensamente sobre el amarillismo informativo de la tragedia de Barajas. Pero no tengo estomago suficiente para dedicarle ni un minuto a esta miseria informativa nacida de la tragedia. Así que mejor hablar de otro tema que hoy me ocupa y preocupa: las independencias.
La decisión del Parlamento ruso de apoyar la independencia de Abjazia y de Osetia del Sur abre otra vez el debate de las independencias. Digo las independencias, porque es difícil encontrar casos de independencia con orígenes y desarrollos iguales. Hay independencias pactadas, las hay violentas, otras tienen origen colonial, las hay con base racial y así hasta lo que se quiera analizar en la Historia.
Hasta España tuvo que reconocer la independencia de los modestos territorios africanos que mantenía como “provincias” hasta en los sellos y en las Cortes.
Pero desde que se vino abajo el Muro de Berlín, pasan cosas que nos sorprenden a los confortables ciudadanos- Estado del mundo europeo occidental.
Un día, silenciosamente, desaparece Checoslovaquia. Dos comunidades negocian y separan todos sus activos y sus ciudadanos. Cada moneda del Banco Central, cada carro de combate, cada metro de frontera se pactó sin un grito, sin un tiro. Y nos encontramos con un Estado llamado Chequia y otro llamado Eslovaquia. No se prestó mucha atención al suceso.
Otro día la conocida Yugoslavia salta en pedazos. Pero esta vez a sangre y fuego. Alemania, se apresuró a reconocer la independencia de Eslovenia y el proceso se convirtió en imparable.
Pero la fragmentación en Estados de la antigua Yugoslavia va dando lugar cada día a nuevas matizaciones (y las que quedan). Fue primero el caso de Macedonia, intentada ser vetada por Grecia. Luego Montenegro, más tarde Kosovo. Aquí otra decisión interesante. Kosovo es independiente porque lo fuerza EEUU.
Ahora, otra gran potencia, Rusia, decide apoyar otras independencias. Y seguro que las consiguen. En estos líos nacionalistas cercanos a una gran potencia es preciso saber qué opina esa gran potencia. Si está a favor de un nuevo Estado, lo habrá, si esta en contra no lo habrá.
A todo esto el presidente del gobierno de Euskadi repite día tras día que quiere realizar un referendum sobre una posible separación de el País Vasco de España. Es un modelo que en Canadá ha utilizado la provincia de Quebec sin éxito, pero de forma reiterada.
La Europa de las regiones va a conocer muchos intentos de independencia, que nadie tenga la menor duda. De cómo se resuelvan esas situaciones de tensión intra-Estado, todos los ciudadanos de la Unión Europea vamos a ser responsables. Sin olvidar lo que opinen Rusia y los EEUU en determinados casos.
Una apuesta: en 2020 habrá más Estados independientes en Europa de los que hay en estos momentos. No se si será bueno o malo ni se cuáles, pero -en todo caso- hay que olvidarse de los fusiles.