La deriva ultra de la derecha europea es un hecho. Sin recato ni contención algunos se manifiestan ya fascistas, neofascistas o ultra conservadores, y sus discursos se tiñen de fobia y violencia. Pues bien, ante el racismo, ante cualquier forma de odio, tolerancia cero.
Ése es un principio esencial para vivir, convivir, construir y hacer política. Un principio que no se limita a lo políticamente correcto, sino que es necesario para poder desarrollar un modelo de convivencia que se fortalezca desde el respeto; un modelo que sea capaz de hacer de la gestión de la diversidad un pilar de nuestro desarrollo social, cultural y económico.
Así es como, creo, siente la inmensa mayoría de la ciudadanía. Debemos pues bregar siempre contra el odio y la xenofobia en el discurso político, también en los procesos electorales, como muchos hicimos en la última campaña cuando el Partido Popular recurrió a los mensajes e iniciativas de la derecha más radical de Europa. Aquella defensa de los valores más esenciales de nuestra convivencia mereció que la ciudadanía pusiera a cada cual en su sitio. Debemos, por tanto, tener bien presente que no hay momentos más o menos propicios para enfrentarse al odio y que hay que hacerlo siempre y en todo caso. En cualquier circunstancia, ante el racismo, el machismo, la homofobia… tolerancia cero. Así deben entenderse las recientes declaraciones de algunos miembros del Gobierno de España, coincidentes con las de muchos representantes políticos, sindicalistas, infinidad de ONG´s, organismos e instituciones europeas; declaraciones provocadas por el discurso reaccionario que está manifestando Berlusconi y sus socios.
En mi opinión, se equivoca gravemente quien pretenda ver en la defensa de la Ley y los derechos humanos un ataque a los italianos. Se equivoca porque lo que está sucediendo en Italia no es inocente y nada casual, es parte de la hoja de ruta de una parte importante de la derecha europea. Las palabras de muchos políticos de la derecha italiana, francesa, holandesa o española, son el reflejo del cálculo y de una intención política perversa y segregacionista.
4 comentarios:
Hola Antonio.
Ya escribí sobre Italia, pero no es el único país que se comporta de forma xenófoba o extrema contra los inmigrantes. Francia, Alemania y muchos otros...
No estoy muy segura, pero creo que incluso España ha alargado el tiempo de detención de los inmigrantes clandestinos hasta su expatriación.
Me preocupa esta oleada nada tolerante, aunque evidentemente la inmigración irregularizada y clandestina es un problema para cualquier país. Pero considero que hay formas y formas... En todo caso: condonar la deuda externa de los países en vías de desarrollo y un compromiso de cooperación como es debido, no un cheque en blanco para cubrir expediente que luego se embolsan o los gobiernos corruptos de estos países o la oligarquía de siempre.
Si se consigue el progreso para los países pobres se frena la entrada de inmigrantes, que por otra parte, tienen todo el derecho del mundo a buscar una vida digna.
Besos y buen finde.
Es un tema muy complejo, Ginebra. En cualquier caso, la política migratoria de España es infinitamente más tolerante que la de Italia, en incluso la de la propia UE. Al menos el Gobierno español está suscribiendo convenios de colaboración y cooperación con los paises emisores de inmigrantes.
En ciualquier caso, cuando alguien tiene que arriesgar su vida para sobrevivir no merece ser llamado ni clandestino ni delincuente. Merece ser respetado como un ser humano y no como una carga. Merece que las fronteras desaparezcan a la hora de sobrevivir.
Comparto desde la primera hasta la última de tus palabras, y diría más tengo un miedo pánico de que se extienda como la pólvora, la mecha ya la encendió Italia... por donde va el reguero..
Un beso Antonio!
Hola Selma ¿qué tal?. Paso por tu Jaima de vez en cuando. Pero no omento mucho.
La mecha ya está encendida. Los Italianos, que emigraron durante toda su historia y a todos los lugares del Planeta, tienen la cara dura y la indecencia (sus dirigentes neofascistas) de considerar a los que huyen del hambre y la miseria como delicuentes. Ironias del destino.
Ahora, con esa politica italiana de puertas cerradas, de insolidaridad y de injusticia social, será España la que tenga que capear el temporal con grandes dosis de sentido humanitario y profundizando en los convenios con los paises emisores de seres humanos.
Europa me ha decepcionado, España no.
Un beso Selma
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